Cómo hacer de la política un tema ameno e interesante: no es sólo un objetivo, sino una especie de obsesión personal cada semana. Ojalá lo hayamos conseguido de vez en cuando. Tarea complicada en un universo televisivo y cibernético de miles de opciones y canales, a cada cual más despampanante.
La idea del programa nació de la necesidad de ponerle una pizca de ironía a esta cosa tan seria de la política; de las ganas de hacer preguntas difíciles a los que llevan en el sueldo la obligación de responderlas; y de la falta de debate y análisis inteligente en la televisión hispana de Estados Unidos. También daba la casualidad que en aquel momento un político hispano y otro que aún sigue estudiando español se disputaban la Alcaldía de Nueva York.
Era junio de 2005. Y ahí seguimos. Luego la cosa ha ido más allá de la información política local, y por nuestros estudios – o cámaras- han pasado no sólo concejales, gobernadores, activistas y presidentes, sino también analistas, profesores, escritores e intelectuales, con los que semanalmente intentamos crear contenidos de calidad en español desde la autoproclamada capital del mundo.
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