La Iglesia de La Purificación no tiene nada en contra de las personas negras. El párroco Don Sebastián les abre las puertas. Ellos también son hijos de Dios. Pueden sentarse donde quieran, hasta en primera fila, si así lo desean. Incluso participan en la liturgia, sobre todo, en el coro. Por alguna razón, estas personas tienen unas excelentes dotes musicales.
Los feligreses negros de La Purificación son respetados e incluso amados, siempre y cuando no se enamoren de alguien de raza blanca. Evitarlo no es fácil, ya que se dice que estas personas de color poseen una sexualidad excesivamente acentuada. Pero es que permitirlo iría contra las leyes naturales. O sea, es pecado. Según Don Sebastián, la Biblia así lo dice, y hasta un obispo ha llegado a declarar que las personas que pecan de esta manera tienen cerradas las puertas del Cielo.
Además, una pareja interracial en La Purficiación no traería nada bueno. Entre otras cosas, podría provocar que los hijos de estas uniones intentaran seguir el ejemplo de sus padres, condenando así a los inocentes niños a las llamas del Infierno.
Algunos feligreses sonríen ante esta idea. “Son cosas de Don Sebastián”, se dicen, restándole importancia a todo este asunto. Muchos conocen a parejas de este tipo y no creen que sea para tanto. Cuestionan la validez del argumento de Don Sebastián, pero aún así le mantienen como guía espiritual, abarrotando la Iglesia cada domingo para escuchar sus sermones. Su posición en este tema, piensan, no lo descalifica como sabio pastor.
Don Sebastián no sería nadie sin sus feligreses. No sólo acuden en masa a validar sus enzeñanzas, sino que además contribuyen a la salud económica de su proyecto de Iglesia con sus contribuciones semanales. Son tan generosos que ha podido financiar una campaña publicitaria y de presión para alertar a la sociedad de los males del pecado interracial.
Y mientras tanto, los feligreses negros intuyen que quizá Dios los hizo de color para evitar la mezcla, para que lo blanco continuara siendo puro. Mantenerse al margen debe de ser, piensan, la opción natural.
Y mi pregunta es, ¿iría usted a la Iglesia de La Purificación si en lugar de hablar de personas de raza negra estuviéramos hablando de personas homosexuales?
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